Desde el fracaso escolar a la excelencia educativa

Artículo para la Universidad de Padres que dirige el Profesor Don José Antonio Marina:

En nuestro país tenemos una gran asignatura pendiente que condiciona el éxito de nuestro sistema educativo. Los alumnos superdotados y de altas capacidades no están recibiendo la educación que necesitan para que nuestra sociedad pueda beneficiarse de su talento, por el contrario, en su mayoría, están sin identificar en nuestros centros escolares y en muchos casos el propio sistema educativo les lleva a la desmotivación y al fracaso escolar.

La legislación sin embargo está clara. En nuestro país existe la obligación legal de identificar y evaluar de forma temprana las necesidades de los alumnos superdotados (Ley Orgánica 10/2002 de 23 de diciembre de 2002 (B.O.E. 24-12-2002), darles atención educativa específica, flexibilizar la duración de los diferentes niveles y etapas del sistema educativo independientemente de su edad, así como formar al profesorado y asesorar a los padres.

Sin embargo la práctica es otra. En Junio del 2014, según los datos oficiales publicados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, estaban identificados en España 15870 alumnos con Altas Capacidades Intelectuales, frente a un total de 8075841 lo que representa un porcentaje del 0,19% del total de alumnos en nuestro país.

Cuando hablamos de superdotados estamos hablando por pura definición del término, del 2% superior de la población en cociente intelectual, lo que se identifica con un cociente intelectual igual o superior a 130, frente a la mayoría de la población con cociente intelectual entre 90 y 110. Esto quiere decir que si solo tuviésemos en cuenta a los alumnos superdotados, en nuestro país tendríamos que haber identificado a 160.000 alumnos que deberían estar recibiendo atención educativa específica según la ley. Haciendo una simple comparación vemos que el 90% de los alumnos superdotados están todavía sin identificar.

Sin embargo el concepto de Altas Capacidades es más amplio que el concepto de Superdotación, ya que recoge tanto a los superdotados como a todos aquellos alumnos que por sus capacidades excepcionales necesiten atención educativa específica. Un niño con un cociente intelectual de 120, a los 10 años tiene una edad mental de 12 años, por lo tanto va dos años por delante de sus compañeros y necesita atención educativa específica. También son alumnos de altas capacidades aquellos que destacan en un área concreta en la que también podríamos potenciar su aprendizaje. Es lo mismo que ya hacemos con los deportistas orientándoles hacia los Centros de Alto Rendimiento Deportivo y con los músicos llevándoles a clases especiales a los Conservatorios. Las Altas Capacidades son más amplias que la superdotación y se estima que un 10% de los alumnos podrían mejorar su aprendizaje y desarrollar su talento si les facilitásemos las condiciones adecuadas para ello en el sistema educativo.

La situación actual no es solamente penosa por la falta de apoyo que tienen estos chicos, especialmente los superdotados para desarrollar sus capacidades. En muchos casos la situación se convierte en dramática por la falta de atención. Los chicos superdotados, mucho más maduros que los niños de su clase, se ven sometidos a situaciones de acoso escolar tanto por sus compañeros como, demasiado a menudo, por los propios profesores que no les comprenden. Circulan por el sistema educativo aburridos, incomprendidos, maltratados en muchos casos y abandonan el sistema en cuanto pueden, engrosando nuestras cifras de fracaso escolar cuando podrían engrosar nuestros niveles de excelencia si hubiesen recibido la educación que necesitan según la ley. Los estudios realizados por el Ministerio en nuestro país indican que aproximadamente el 50% de los alumnos superdotados fracasan en sus estudios, esto supone que tenemos un 5% más de alumnos en fracaso escolar que podrían ser un 5% más de alumnos excelentes. Con este cambio mejorarían sustancialmente nuestros resultados en PISA.

En mi consulta dedicada a los superdotados veo continuamente casos de niños superdotados que desde muy temprana edad, 6, 7, 8 años empiezan a desarrollar síntomas de ansiedad ante la idea de ir al colegio. Por otra parte, la mitad de nuestros pacientes son adolescentes que se enfrentan al fracaso escolar, adolescentes que durante la Educación Primaria han alcanzado tal grado de desmotivación que ya ni abren los libros, además de enfrentarse al rechazo de sus compañeros por ser diferentes y a la incomprensión de la familia y los profesores. Algunos son medicados para el TDAH, confundiendo su desmotivación y superdotación con déficit de atención e hiperactividad. Las crisis de ansiedad les impiden concentrarse y en demasiados casos, desgraciadamente, les escuchamos expresar deseos de terminar con sus vidas. Esta experiencia me ha llevado a publicar un libro con el título La Maldición de la Inteligencia (Plataforma Editorial 2014), porque en nuestro país, ser superdotado es una maldición para muchos de nuestros chicos por la incomprensión del sistema educativo.

Pero no solamente nos perdemos su talento en la escuela. Un gran porcentaje de nuestros pacientes son superdotados adultos, con graves problemas de baja autoestima, depresión, ansiedad, falta de habilidades sociales, en muchos casos víctimas de acoso escolar durante su infancia y adolescencia. La falta de atención educativa adecuada produce adultos que se sienten fracasados y con problemas psicológicos graves. La falta de atención educativa adecuada se convierte así en un problema de salud nacional que puede afectar a muchos superdotados, el dos por ciento de nuestra población.

Por todo ello creemos que se deben abordar cambios imprescindibles en la Educación de las altas capacidades en España y la propuesta que hemos hecho tanto a las Comunidades Autónomas como al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte es la siguiente:

1. Fijar un criterio único a nivel nacional para definir a un niño como de Altas Capacidades que no deje fuera a ningún niño superdotado (CI igual o superior a 130) independientemente de su creatividad y su rendimiento escolar, ampliar el concepto de altas capacidades intelectuales a niños con un cociente intelectual de 120 o superior, así como a los niños con talentos especiales (artísticos, deportivos, etc.).

2. Admitir las evaluaciones de los Psicólogos Clínicos Sanitarios dándoles la misma validez que a los diagnósticos realizados por el resto de profesionales sanitarios de nuestro país. Ningún orientador discute un informe médico y no tiene sentido que discuta una evaluación realizada por un psicólogo clínico sanitario.

3. Formar al profesorado y a los equipos de orientación para que sepan identificar tempranamente a este tipo de alumnos y obtener de ellos su máximo potencial.

4. Acelerar a los niños de altas capacidades un mínimo de tres años durante su etapa escolar, tal como se recoge en la legislación actual, simplificando al máximo los trámites burocráticos a realizar por el centro y considerando esta medida de carácter ordinario igual que la repetición de curso, en lugar de ser excepcional y sin necesitar autorización especial por parte de la Administración.

5. Establecer dentro de cada centro escolar el Aula Abierta de Altas Capacidades Intelectuales, a la cual acudirán semanalmente los niños de altas capacidades del centro para realizar actividades de enriquecimiento curricular.

6. Sensibilizar a los estudiantes sobre las diferencias que supone tener altas capacidades intelectuales y desarrollar en los compañeros de los niños superdotados el respeto a la diferencia para evitar los problemas actuales de acoso escolar a estos niños.

7. Facilitar la creación de colegios especiales de superdotados, tanto públicos como privados para que los padres que así lo deseen puedan dar a sus hijos Educación específica.

8. Facilitar la participación de los estudiantes superdotados en programas universitarios, tanto en programas de verano como en programas especiales de ingreso temprano en la universidad, tal como se hace en otros países desarrollados.

9. Apoyar a las organizaciones sociales que lleven a cabo programas para el desarrollo emocional e intelectual de los superdotados para complementar las actividades realizadas por la Administración.

10. Formar a los padres de los niños superdotados para que colaboren con la Administración en el desarrollo educativo y emocional de estos niños, para que puedan dar su máximo potencial a nuestra sociedad.

Y un consejo final para los padres: Si cree que su hijo puede ser superdotado solicite una evaluación.   A partir de los tres años se puede realizar un diagnóstico fiable con especialistas en superdotación y empezar a solicitar medidas especiales al sistema educativo. Así nuestros niños superdotados podrán recibir la educación que necesitan y ser muy inteligente en nuestro país dejará algún día de ser una maldición.

«Educar en la diferencia, porque todos tenemos derecho a dar lo mejor de nosotros mismos».

Carmen Sanz Chacón

El Mundo del Superdotado

914317061

 

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